Makhachev, el futuro heredero del trono.
El ruso Islam Makhachev se ha abierto camino en la división de las 155 libras y ha continuado el dominio de su retirado compañero Khabib Nurmagomedov, aplastando a todos los rivales que le han puesto enfrente. No es un secreto que estos excelentes peleadores han entrenado desde pequeños en las extremas montañas de Daguestán por Abdulmanap Nurmagomedov (QEPD), por lo que su talento no es para nada una casualidad.
A pesar de que Islam tiene una derrota en su haber, que muchos lo ven como un punto diferencial importante con Khabib, considero que es algo que le aporta mucho a su carrera, ya que Nurmagomedov evitaba perder, pero nunca supo cómo era el sabor de la derrota ni como recuperarse de una, en cambio Islam ya paso por “lo peor” y con su excelente racha de victorias se puede intuir de que aprendió de su error y superó la crisis que otros peleadores como Ronda Rousey no pudieron superar.
Desafortunadamente el daguestaní ha tenido muy mala suerte en su camino al título. Hace unos meses Dana White dijo que nadie del top 10 quería enfrentarlo y es por eso que tras su victoria contra Thiago Moises (#15), lo movieron al puesto número 5 de su división. Cuando había “humo blanco” y tanto Rafael Dos Anjos (#7), como Beneil Dariush (#3) se ofrecieron a pelear con el, ambos se lesionaron, dejando a Makhachev a merced de algún valiente que se atreviera a enfrentarlo en corto aviso, asi como ocurrió con Dan Hooker y la próxima semana con Bobby Green.
Si el próximo sábado Makhachev vence a Bobby Green, sus detractores dirán que venció a un rival que no estaba debidamente preparado y que no merece una oportunidad al título porque no ha vencido a ningún top 5, y déjenme decirles que tienen toda la razón, pero de esos argumentos ni Islam ni UFC tienen algun grado de culpabilidad. La mala suerte existe y lamento decirles a muchos que Islam Makhachev peleará por el titulo si es que vence a Green y el que verdaderamente tendrá mala suerte sera el campeón de turno que le tocará enfrentarlo.
Artículo por Andrés Figueroa.